El objetivo final de todo trabajo misionero es el cumplimiento de la Gran Comisión ordenada por nuestro Señor Jesucristo: "...hacer discípulos..." Y para ello, hacemos uso de una herramienta que llamamos "Puente Cultural", que consiste en buscar aspectos que tengamos en común con la cultura y por medio de los cuales podamos relacionarnos e identificarnos mutuamente. Algunos de esos puentes pueden ser similitudes históricas o religiosas que funcionarán bien y estrecharán la relación con el misionero en ciertas comunidades, pero en otras, podrían ser totalmente contraproducentes.

Japon ha sido un desafío muy grande para la Iglesia, pues aunque se ha invertido en diversas estrategias, la población cristiana en lugar de aumentar, ha decrecido en los últimos 10 años. Al llegar aquí, descubrimos que no existe un "manual" de cómo evangelizar a los japoneses, por lo que nos dispusimos a observar y disponer nuestro oído para recibir dirección de Dios.

Después de un tiempo, encontramos un puente común que como familia compartimos con la cultura japonesa y que de manera inconsciente, al principio, nos permitió hablar de Jesucristo y conectar a la comunidad con la iglesia local: el Arte.